«Si bien los candidatos con mayores posibilidades de acceder a la presidencia en diciembre se muestran gradualistas respecto de la resolución de los desequilibrios macroeconómicos, en mayor o menor medida, la principal duda es si tendrán margen para ello», advierte Erik Schachter, de la consultora Orlando Ferreres y Asociados.
El experto coincide en que una de las primeras acciones que deberá tomar el próximo gobierno pasará por administrar el frente externo y eso significa devaluar el peso. Y dada la estructura de la deuda pública eso afectará la relación con el PBI en más de 15 puntos porcentuales, porque sólo un tercio se podrá licuar por estar denominada en pesos, mientras disminuirá el total del PBI medido en moneda extranjera.
En concreto, estima Schachter que «el nivel de deuda pública a fines de 2014 asciende a 51,9% del PBI si se agregan conceptos que no se contabilizan como los pagos no realizados a bonistas, el juicio con los holdouts y los reclamos en el CIADI concluidos y en trámite. No obstante, el próximo gobierno deberá realizar medidas inmediatas para retomar la senda del crecimiento donde es prioridad la liberación del cepo cambiario, que generará una devaluación real que afectará negativamente al PBI en dólares elevando el ratio de deuda sobre producto a 67,5% del PBI».
De ahí que el experto considera que «no será una tarea sencilla colocar deuda en los mercados internacionales de crédito para el próximo presidente. Este punto será esencial en la búsqueda de suavizar los ajustes y hacerlos progresivamente. Así, la opción del gradualismo se reduce debiendo otorgar mayores posibilidades a un ajuste más agresivo, aunque ningún candidato lo prefiera».