La desconocida Enercana aún no tiene confirmada la adjudicación de Parva Negra Oeste, pero utiliza el potencia del contrato para conseguir dinero. Vendió parte de su paquete accionario a una empresa que fabrica tests de ADN.

A más de un año de que el gobierno neuquino le adjudicara un área sobre Vaca Muerta, y aún sin el contrato firme, la desconocida empresa pampeana Enercana se convirtió en una usina de extraños negocios financieros. Según pudo comprobar un Diario Regional, la firma se desprendió de parte de su capital por una suma millonaria, en una operación alimentada solamente por la «ilusión» de quedarse con ese bloque, y pese a que, desde su creación en 2012, no facturó un solo peso ni jamás pisó un yacimiento.

En una transacción que se cerró en marzo de este año, Enercana SA le vendió alrededor del 7,5% de su paquete accionario a Locadora Buenos Aires SA, una empresa inmobiliaria que en el último tiempo se dedica a un rubro bastante alejado de la actividad petrolera como es la fabricación de test caseros de ADN. El monto blanqueado de la operación fue de 195.000 pesos. Sin embargo, la cifra definitiva sería unas 50 veces más alta y en dólares.

El titular de GyP, Alberto Saggese, aseguró no conocer la operación y se limitó a aclarar que el contrato por el bloque, Parva Negra Oeste, aún no está firme. Pese a los insistentes llamados de este medio, desde Enercana eligieron el silencio. Uno de los apoderados de la firma, el pampeano Osvaldo Riutort, también se mostró sorprendido y dijo desconocer la transacción.

Representantes de Locadora Buenos Aires admitieron a «Río Negro» la compra pero aseguraron que se trata de una «operación transitoria». Sus titulares, Alejandra Neyrot y Jorge Pérez, indicaron a este medio que la adquisición se hizo a modo de inversión, con la expectativa de obtener una renta financiera por un número que tampoco revelaron.

La ignota petrolera, un sello de goma creado para licitar en esta compulsa, logró así financiarse luego de varios intentos frustrados por conseguir inversores para poder cumplir con sus compromisos, en una desesperada maniobra para evitar que se caiga la licitación. Licitación que el gobierno neuquino se empeñó en mantener a flote pese a los sucesivos incumplimientos de la empresa adjudicataria.

Fuentes al tanto del negocio aseguraron que el dinero que obtuvo Enercana con la venta de acciones se usó para pagar gastos administrativos (bastante onerosos teniendo en cuenta que la empresa no genera ingresos) y sobre todo para poder conseguir los seguros de caución que les exigía Neuquén para poder quedarse con el área.

Pero pese a haber conseguido este requisito, aún no logró inscribirse en el registro de operadores de la provincia y por eso no se firmó el contrato definitivo. Además, tampoco tiene los 33 millones de dólares de bono que le prometió a la provincia, sin los cuales no se activa el convenio.

De todos modos, la sola expectativa de tener ese contrato ya abrió la puerta a los negocios financieros. La transferencia de acciones fue firmada por Emilio Benegas, titular de la empresa y único socio de Enercana Oil & Gas, el espejo canadiense de la firma radicada en La Pampa. Sin embargo, detrás del negocio está Osvaldo Sortino, un reconocido operador del sector que creció bajo el ala del exbanquero menemista Raúl Moneta, hombre fuerte de Mendoza.

¿Llega un «pez gordo»?

Locadora Buenos Aires compró esas acciones con la expectativa de revenderlas a la misma Enercana en el corto plazo y obtener una renta, algo que no ocurrió. Las versiones de que un «pez gordo» del mundo petrolero buscaría quedarse con el paquete completo despertó cierta expectativa, pero tampoco esta operación está del todo clara.

Y si de falta de claridad se trata, la mayor incertidumbre es de dónde sacará Enercana los 33 millones de dólares que debe poner para quedarse con el bloque. Algunos creen que, justamente, está esperando a este «pez gordo» para que se haga cargo, en lo que sería un nuevo capítulo del negocio inmobiliario petrolero: la entrega de un yacimiento a una empresa sin antecedentes para que, sin invertir dinero, los termine vendiendo a otra. Hay al menos dos nombres de grandes petroleras en danza, una de capitales nacionales, la otra extranjera.

Otros especulan con la posibilidad de que el gobierno la autorice a pagar en cuotas. En cualquiera de los casos, salvo un apuro de Jorge Sapag, la decisión quedará en manos del próximo gobernador, Omar Gutiérrez, ya que ambas operaciones deben aprobarse por decreto y publicarse en el Boletín Oficial.

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