HSBC Holdings PLC ha gastado cientos de millones de dólares para reformar su sistema de control de lavado de dinero, incluidas las contrataciones de un ex espía británico y un ex funcionario antidrogas de Estados Unidos. Sin embargo, para los reguladores estadounidenses, las medidas no han sido suficientes.
En 2012, HSBC aceptó pagar U S$1.900 millones y un acuerdo de procesamiento aplazado para resolver acusaciones, entre ellas que no detectó al menos US$881 millones en dinero de tráfico de drogas lavado a través de su filial estadounidense y que su personal eliminó datos de transacciones con Irán, Libia y Sudán para evadir sanciones de EE.UU.
Este mes, un supervisor independiente de EE.UU. presentará un informe al Departamento de Justicia en el que evaluará los intentos del banco británico de corregir sus deficiencias.
El informe criticará a HSBC y delineará formas en que debe mejorar, dicen fuentes al tanto. Los fiscales han indicado que el informe, cuya sinopsis se publicaría en abril, se enfocará en sus divisiones de banca privada y financiamiento para el comercio, así como sus operaciones en seis lugares, entre ellos Malasia, Hong Kong y EE.UU.
Stuart Levey, director jurídico de HSBC, dijo que el banco está “en camino de” cumplir los términos de la supervisión de cinco años y el acuerdo de procesamiento diferido. El ejecutivo añadió que la firma está haciendo un “excelente progreso” en sus iniciativas antilavado de dinero.
Se prevé que la reforma de HSBC sea examinada por otros bancos globales ante las medidas que ha tomado EE.UU. contra el lavado de dinero. Standard Chartered PLC recibió hace poco una multa de US$300 millones después de que un supervisor afirmó que su sistema de control pasó por alto muchas transacciones de alto riesgo. El banco británico reconoció que había “deficiencias” en sus sistemas.
J.P. Morgan Chase & Co. ha incorporado miles de empleados que están a cargo de mejorar los controles y ahora trabaja bajo un acuerdo de procesamiento aplazado similar vinculado a acusaciones de que el banco estadounidense violó leyes contra el lavado de dinero. Como parte de la conciliación, el banco reconoció que varios procedimientos diseñados para detectar y reportar comportamientos sospechosos eran defectuosos.
Actualmente, HSBC intenta llevar a cabo una tarea complicada: lograr que sus filiales en países como Malasia y Omán acaten las normas antilavado de dinero de EE.UU.
El banco ha tenido dificultades para actualizar sus anticuados sistemas tecnológicos, que fueron combinados a lo largo de años de fusiones y adquisiciones, según fuentes al tanto. Contrató miles de empleados de cumplimiento, entre ellos ex funcionarios como Jonathan Evans, quien fue director del servicio de contraespionaje del Reino Unido. Las medidas contribuyeron a un aumento de cerca de US$1.400 millones en sus gastos operativos en los primeros nueve meses de 2014. Hoy en día, casi 10% de los 258.000 empleados de HSBC trabajan en la gestión de riesgo y cumplimiento.
Michael Cherkasky, el supervisor estadounidense encargado de monitorear el progreso de HSBC, habló en julio sobre los esfuerzos de los bancos de reformar sus sistemas y dijo que “tirar cuerpos allí y poner el dedo en el dique, ese no es un sistema sostenible”.
Un ex fiscal, Cherkasky presentó el año pasado un informe que afirmaba que a los sistemas de tecnología de la información del HSBC aún les faltaban “integración, coordinación y estandarización”, y recomendaba que las bonificaciones de los altos ejecutivos fueran recortadas si no se lograba un progreso. Añadió que, si bien HSBC estaba tratando el asunto con seriedad, había tenido un comienzo lento y que empezó a mejorar sus sistemas de verdad recién a principios de 2013.
En los últimos años, el banco ha puesto en marcha una reforma de estos sistemas informáticos, pero se están realizando más trabajas para actualizarlos, aseveró Bob Werner, director global de cumplimiento de delitos financieros.
Dentro de las austeras oficinas de HSBC, algunos cambios han agitado las aguas y ha habido algunos choques de culturas.
Joe Evans —un ex funcionario de la Administración de Control de Drogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en inglés) que ahora desempeña un alto cargo de cumplimiento en HSBC, y que no tiene parentesco con Jonathan Evans— sorprendió a sus nuevos colegas al escupir jugo de tabaco en un vaso mientras estaba en la oficina, según personas al tanto. Otros han mirado con desdén el salvapantallas que el banco instaló en sus computadoras que dicen “Haga la pregunta correcta”, según una fuente. El banco también distribuyó certificados decorados con un loro que dice “Yo soy un pájaro cambiado” para alentar a los empleados en EE.UU. a comportarse de manera ética y mostrar conciencia de los asuntos de cumplimientos.
El banco no quiso poner a Joe Evans a disposición para que realice comentarios. Werner señaló que Evans es “un tremendo activo para HSBC que trae una experiencia invaluable, una tremenda ética de trabajo y una integridad indiscutida”. “Eso es lo que es importante para nosotros”, dijo.
Dentro de HSBC, algunos ejecutivos se preguntan si es posible eliminar el lavado de dinero por completo. “No creo que ninguno de nosotros tenga ningún apetito de lavar dinero para alguien”, dijo Peter Hazlewood, director global de cumplimiento de lavado de dinero de HSBC, en una conferencia en septiembre. “Pero el lavado de dinero ocurre en instituciones financieras. ¿Cómo conciliamos el apetito con la realidad?”.
Muchos clientes que HSBC descarta simplemente abren nuevas cuentas en otros bancos, y viceversa, contó Werner en otra conferencia reciente.
Los esfuerzos de HSBC para mejorar sus defensas contra el lavado de dinero está afectando a algunos clientes, incluidos algunos que por un tiempo no pudieron retirar grandes sumas de efectivo y una mezquita del norte de Londres cuya cuenta fue cerrada sin explicación. El banco se limitó a decir que estaba tratando de cumplir los términos del acuerdo antilavado de dinero con EE.UU. y que como resultado había terminado su relación con clientes, incluidas 70 organizaciones de caridad en 70 países. La mezquita ha negado cualquier participación en el lavado de dinero.
Mientras tanto, HSBC se ha embarcado en todo el mundo en la difícil tarea de cambiar los términos de ciertos productos financieros para poder reunir la información sobre los clientes para cumplir con la debida diligencia y a la vez respetar las distintas legislaciones sobre privacidad.
El banco sigue gastando dinero en ese proceso. “No estamos en la cima del ciclo de inversión todavía”, dijo Iain Mackay, director financiero de HSBC. “Aún tenemos que hacer algo más”.
Fuente: The Wall Street Journal