La necesidad de refugios para todas aquellas personas sin hogar es una realidad frecuente y generalizada en muchas áreas urbanas, incluyendo Oakland, California, la ciudad natal del artista americano Gregory Kloehn que está usando su capacidad creativa para mejorar la situación de estas personas.
Lo novedoso de estas casas es que se han fabricado con materiales y objetos que, habiendo sido desechados a la basura, a Gregory le sirven para reutilizar y trabajar en la creación de construcciones nuevas.
Estas viviendas, de tamaño reducido, están hechas con palés de madera, trozos de puertas, puertas de lavadora a modo de ventanas y tejados preparados para resguardar de las lluvias. Las hay de varios colores, distintas formas y tamaños, y todas tienen ruedas, lo que supone grandes ventajas al inquilino, ya que puede desplazarse siempre que quiera sin necesidad de “hacer la mudanza”.
Otra gran ventaja: el coste. Entre 30 o 50 $ por casa, sumando los tornillos, los clavos, la cola y la gasolina que cuesta ir en busca de nuevos materiales de construcción.
Cuando a Gregory Kloehn le preguntan cómo se le ocurrió una idea tan creativa, explica que él estaba construyendo maquetas de casas para venderlas cuando un día un indigente llamó a su puerta y le pidió una manta para cubrirse. En ese preciso momento se dio cuenta de lo útil que podría ser una estructura de ese tipo para una persona sin recursos y sin hogar.
La iniciativa ha llamado la atención por su originalidad y utilidad. Gregory Kloehn, que ha publicado el libro Arquitectura sin hogar, explica que tiene la intención de organizar talleres para enseñar a construir sus propias casas a aquellos que lo necesiten.