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¿Y ahora qué hago? La gran pregunta después del secundario

¿Y ahora qué hago? La gran pregunta después del secundario

Cada tanto, volaba por el auditorio de la Usina del Arte, en La Boca, un avioncito de papel. También estaban los tentados, que se veían en una enorme pantalla sobre el escenario y después tardaban un rato en parar de reirse. Una platea con gente que tiene en promedio 17 años tiene sus características particulares. «Pueden whatsapear, snapchatear, instagramear y usar Twitter con el hashtag #experienciaprovocacion», dijo el Chino Leunis, conductor que, ganándose la empatía de los presentes, pidió que se den ellos mismos un aplauso por haberse levantado tan temprano. Unos mil alumnos del último año del colegio presenciaban la segunda edición de Experiencia Provocación, que los reunió con oradores que contaron cómo transitaron ellos mismos su carrera profesional, con todos sus altibajos.

Encontrar un camino en este sentido es, en realidad, una búsqueda que nunca termina porque aunque se esté trabajando, siempre hay cambios de rumbo esperados o inesperados que hacen que haya que volver a empezar. Con este leitmotiv, el día transcurrió con charlas sobre esta y otras cuestiones, como un modo de acompañar a la futura fuerza laboral en la transición de adolescentes a adultos, con el desafío de elegir una actividad que los motive, pero también que los lleve a ser autónomos.

Vocación, sí, pero datos también

Elegir una carrera que apasione es clave para un desarrollo laboral con bienestar, pero no es suficiente. También se trata de usar con inteligencia la enorme cantidad de información que hoy existe y que está al alcance de un click. Esta fue la sugerencia de Ariel Merpert, más conocido como «Hache», coordinador del Programa de Educación de Chequeado.com. «Pensamos que hay que elegir con el corazón, y es ciento, pero hay muchas decisiones, entre ellas deportivas, que se toman basadas en datos».

Como ejemplo Merpert, quien también forma parte del Proyecto de Educación y Nuevas Tecnologías de Flacso, agregó: «Los datos dicen que las mujeres no estudian tanto ciencias de la computación como los hombres. No es que no les gusta, sino que existe una razón para ello, que se conoce si se investigan las causas de este tendencia». Cuenta entonces que en 1984 las empresas comenzaron a vender computadoras para los hogares y tomaron una decisión: decidieron «marketinearlas» como juguetes para hombres. «Los varones tenían una compu en su habitación, y las mujeres no.»

Con esto quiso transmitir que el dato solo tampoco es válido. «Necesitamos un contexto porque, de otra manera, podemos llegar a creer que las mujeres no tienen afinidad con las computadoras, pero esto no es cierto.»

Como moraleja, dice que «la mayoría está por tomar una decisión, qué es lo que van a estudiar. Muchos les van a decir que elijan con el corazón, pero también aprovechen que hay muchos datos dando vueltas. No dejen al corazón solo».

Emprender, un camino posible

La historia de Tito Loizeau es la de un espíritu emprendedor contra viento y marea. Fundador de los Barbie Store, la agencia Caramba! y ZTV, entre otros emprendimientos, contó el destino de muchas de sus ideas, muy variadas. Con algunos fracasos en su haber, pero con varios éxitos, llevó adelante sin ningún miedo cambios bruscos de rumbo, en una búsqueda continua que no incluye la comodidad de quedarse en una zona de confort.

Su padre le dijo «estudiá contador público, porque sos el último al que van a echar cuando hay una reducción de personal dentro de la compañía», y así lo hizo, junto con la carrera de administración de empresas. Pero después, con el título abajo del brazo, decidió que él sería su propio jefe.

Su primer fracaso vino de la mano de una cadena de cines en el interior del país, en las pequeñas ciudades. «Nunca escuches lo que la gente dice, fijate lo que la gente hace», es el consejo para los adolescentes. Para invertir, preguntó a la gente de los pueblos si les gustaría tener un cine allí. Le contestaron que sí, pero después no concurrieron.

Más tarde decidió hacer….¡sillones! Creó con un socio un sillón que en ese momento vendían a una casa de decoración por 199 pesos. «Vendimos 4000 sillones por mes, hasta que el cliente se presentó en quiebra, y aprendí otra lección: nunca dependas de un solo cliente». Así, transitó su segundo fracaso.

El tercero fue a los 29 años, después de haber ideado un negocio en la Web que no funcionó. Pero mas tarde vino el éxito, con una idea original para una compañía internacional como Mattel, fabricante de las muñecas Barbie. Nació la primera tienda dedicada exclusivamente a Barbie y fue en Buenos Aires. El acuerdo con la compañía estadounidense llevó 18 meses de negociación y finalmente se selló.

«Cuando se hacen negocios el no siempre está. Hay que salir a buscar el sí», dice Loizeau, que abrió la tienda en 11 países y después emprendió otros negocios. «Hice muchas cosas, me fue bien… me fue mal… eso es emprender. Estudia tu vocación, pero decidí después si querés ser empleado o dueño», aconseja.

Vocación solidaria

Margarita Barrientos es también, a su manera, una emprendedora tenaz. Forjadora del barrio Los Piletones y de su comedor comunitario, al que asisten todos los días 1500 personas, llegó un día desde Santiago del Estero con «una dirección y un vestidito que me había hecho mi mamá».

«Empezamos sin nada y armamos un barrio que tenía muchas necesidades. Los Piletones no tenía luz, ni agua hasta que en 1997 es reconocido como villa y allí comenzó a tener algunos servicios . «A pesar de que no había nada, eso no era un obstáculo. Dábamos la merienda mas temprano para que los chicos pudieran volver a su casa.»

Hoy tienen 300 chicos en el jardín, un centro de salud, una farmacia comunitaria, un centro para la tercera edad, todo gratuito. «La idea mía es que los jóvenes y las familias tienen que trabajar. Por eso hicimos también una carpintería muy bonita y un taller de costura, donde Flavia y Dominga enseñan a muchísimas mujeres a coser y a cortar». Se define a sí misma como una mujer a la que le gustan los desafíos. «Cuando me dicen que no, busco por otro lado para poner en marcha lo que quiero hacer», dice.

Recuerda, por último, la enseñanza de su madre: «Cuando éramos chicos, le daba de comer a un linyerita, aunque no sobraba la comida en casa. Pero mi mama no pensaba en mañana, yo soy igual, no pienso en mañana». A pesar de ello, termina su charla diciéndole a la audiencia: «Quizás en unos años los vaya a ver convertida en una viejita. Espero que me atiendan bien».

Más tarde, la orquesta de chicos de Los Piletones emocionó a la audiencia.

El humor con salida laboral

Hernán Casciari y Radagast, dos humoristas que viven de lo suyo, hicieron reír a los estudiantes y mostraron que existe un camino posible que no es el mas conocido. «Cuando descubrís tu pasión, podés hacerte cargo o buscarte un laburito estable. Pero si van por la pasión, nunca se olviden de jugar», aconseja el talentoso Radagas. «Hay que tener cuidado con los adultos que no tienen oficios que no desearon con mucha fuerza cuando eran chicos. Conozco personas a las que les va bárbaro, pero que están todo el día con cara de …Y otros que no se destacan pero que son felices», agrega Casciari, un excelente contador de historias.

Desafíos, la sal de la vida

«Si lográs desafiarte a vos mismo, es difícil que te puedan detener», dispara Gabriel Weinstein, embajador de Singularity University para la Argentina y socio de Innovación Olivia, una empresa que ayuda a otras a transformarse para encarar nuevos desafíos.

«Sigan sus pasiones, alteren sus realidades y pregúntense por qué lo más seguido que puedan», recomienda. «Edison hizo mil intentos antes de lograr que una lamparita funcione.»

LaNacion

Guardado en El Pais, Negocios 22 mayo, 2016 – 8:20 pm

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