El gobierno de Dilma Rousseff decidió intensificar el ajuste con un nuevo aumento de impuestos y un recorte adicional de gastos.
Este jueves (26), firmó un decreto para fijar límites en los gastos que los ministerios pueden hacer, con financiamiento e inversiones en el primer cuatrimestre, incluyendo los gastos del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), un programa que normalmente escapada de los recortes.
El próximo paso, que será adoptado a partir de este viernes (27), será hacer una revisión, por medio de una medida provisoria, de la reducción de los impuestos sobre los salarios, promovida en el primer mandato de Rousseff para beneficiar a empresas de 56 sectores de la economía.
La ofensiva tiene lugar en medio de un creciente escepticismo del mercado en relación con las metas fijadas para el ahorro del gobierno este año, alimentado por el efecto negativo de la crisis económica sobre la recaudación de impuestos.
Dados a conocer en los últimos días, los primeros resultados del ministro Joaquim Levy (Hacienda) fueron negativos: la recaudación tuvo una caída del 5,4% y el saldo del Tesoro Nacional en enero cayó de US$ 4800 millones, en 2014, a US$ 3600 millones en 2015 (teniendo en cuenta la inflación).
Para contener el desplome de los ingresos, ministros y técnicos del Ejecutivo finalizaron una propuesta para elevar la alícuota de la contribución previsional de las empresas beneficiadas por la política de reducción de impuestos.