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Redes sociales rigurosamente vigiladas

Redes sociales rigurosamente vigiladas

Las redes sociales son monitoreadas en forma automática por un software que detecta lo que se quiera buscar.

Las pesquisas las hacen los gobiernos, las empresas e, incluso, lo puede realizar cualquier vecino con algunas aplicaciones que a veces son gratis.

Durante años se negó la existencia de la red Echelon, cosa que luego los países intervinientes tuvieron que admitirlo, un sistema al que se suscribieron los Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, el Canadá y Nueva Zelanda, cuyo objetivo en un principio consistía en analizar sólo las comunicaciones entre los integrantes del Pacto de Varsovia. Luego se hizo global y se extendió a las llamadas telefónicas, correos electrónicos y otros medios digitales, y se utiliza para rastrear datos sensibles que van desde posibles planes de ataques terroristas hasta el accionar del narcotráfico. O simplemente información, de países aliados o enemigos, tal cual lo denunciado por el antiguo consultor de la CIA y de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional norteamericana) Edward Snowden. Según este administrador de sistemas, que hizo pública sus denuncias en junio de 2013 en The Washington Post y The Guardian, Echelon está integrada por programas de vigilancia masiva como Prism y XKeyscore.

A propósito, ayer a la madrugada, dos jóvenes argentinos de 21 años, Miguel de Paola y Walter Ovejero, fueron detenidos en el barrio de Chacarita por personal policial, debido a que desde su cuenta de Twitter, @HassanAbuJaaf (que decía estar registrada en Damasco y que cuenta al momento con 1196 seguidores), describían, en árabe, una serie de atentados que perpetrarían en el país, como a la Casa Rosada y a otros sitios. Los jóvenes fueron puestos a disposición de la jueza María Romilda Servini. Según aseguró la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich en conferencia de prensa, todo «se descubrió mediante ciberpatrullaje». Una familiar de los detenidos dijo que «era sólo una joda». Sin embargo, el chiste les puede salir caro.

Países como el Reino Unido (http://bit.ly/2amgWjF) también contratan a empresas privadas para realizar el seguimiento en redes sociales (en inglés, social media tracking).

El 14 de febrero de 2013, un tuit de la cuenta oficial del socialista Hermes Binner fue trending topic mundial (de los que más se habla). ¿Qué decía? «Obvñzfhnhxds». Fue borrado a los pocos instantes, pero la bola de nieve comenzó a rodar y durante varios días fue blanco de miles y miles de comentarios satíricos.

Mientras que esto no pudo haber sido más que una simple prueba de teclado, muchos políticos tienen que borrar «metidas de pata» históricas o comentarios que quisieran olvidar (o para que la gente no las vea), siempre hay alguien que capturó la pantalla y se encarga de publicarlo en Facebook y en Twitter.

Snapchat es una red social famosa porque permite que el mensaje o foto que enviamos, tras ser vistos por su destinatario, automáticamente se autodestruyen. Pero esto no es tan así, ya que si queremos hacer una maldad y hacerla viral, en teléfonos Android, el receptor, con presionar simultáneamente las teclas de encendido y de bajar el volumen del celular, capturará la pantalla. Y adiós a la idea de todo quedará sólo entre dos personas.

Como ya dijimos, el fisgoneo digital no sólo es exclusivo de los gobiernos. Tampoco requiere de costosos programas informáticos. Existen herramientas gratis, como puede ser Social Mention (http://bit.ly/18YXGP8), que analizan información en redes sociales y blogs sobre alguien que nos interesa.

Si creemos en la frase famosa del Dr. House, que «todos mienten», no siempre nuestro perfil muestra, para bien o para mal, nuestra verdadera personalidad, intereses y objetivos en la vida.

«Si la gente nos miente a los psicólogos, con más razón, ¿cómo no va a mentir a una red social?», dice a Télam el licenciado Gustavo Farray. «No necesariamente somos lo que publicamos en Facebook. Existen dobles perfiles y falsos. Hay cibertrolls que pueden llegar a actuar así por diversas razones», agrega el facultativo.

Recordemos que un troll, o trol, es una persona que participa en blogs, redes sociales, foros de discusión, con opiniones que a veces no tienen nada que ver con el tema en cuestión, o incluso provocadoras, con el mero objeto de molestar o por diversión. Si se los rastreara y descubriera su verdadera identidad, ¿cómo saber quién es realmente como persona?

El análisis de las personas por lo que ellas publican en Facebook, Twitter o Linkedïn, entre otras redes sociales, lo vienen practicando desde hace años las empresas a la hora de tomar una decisión acerca de incorporar a tal o cual candidato para un puesto o si algún empleado publica algo contrario a sus intereses o que los haga quedar mal. Un caso que pasó a la historia fue el de esa directora de relaciones públicas de la empresa norteamericana InterActiveCorp (dueña del sitio de videos Vimeo), Justin Sacco, que cuando iba en vuelo de Londres a Ciudad del Cabo, a fines de 2013, publicó un tuit en el que decía que estaba «Rumbo a África. Espero que no pesque el sida. Es broma. ¡Soy blanca!». Cuando llegó a destino se enteró de que no tenía más trabajo.

Es tan común el uso de redes sociales por parte de empresas para tomar personal que ya existe una frase en inglés que identifica a este proceso: social recruiting. Jobvite, una compañía norteamericana que se dedica a la búsqueda de recursos humanos, elaboró una encuesta el año último (disponible en http://bit.ly/1QARujj) en la que se afirma que el 92% de los que se dedican a esta tarea en los Estados Unidos se sirve de las redes sociales para tomar una decisión. Recurren preferentemente a LinkedIn, pero también usan Facebook y Twitter.

Por eso, en este mundo virtual en el que estamos inmersos no deberíamos quedarnos afuera de las redes sociales. Pero seamos cautelosos con lo que publicamos.

Guardado en El Pais, Tendencias 31 julio, 2016 – 10:39 pm

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